El autor divide el libro en cinco capítulos, con un primer capítulo 0 y terminando con uno de conclusiones.
En el capítulo 0, explica lo que son facciones y tendencias y al mismo tiempo desmenuza la diferencia entre tendencia y corriente. Finalmente, en la Conferencia de Organización y Estatutos de 1983 se eligió la denominación de corriente, ya que el concepto de tendencia traía malos recuerdos al ser la causa de divisiones dentro del PSOE y de su fracaso en la II República. Continúa haciendo un análisis de las facciones en otros países y concluye que el PSOE apostaba por el modelo sueco y especialmente el alemán.
Se analiza la evolución del PSOE durante la transición, donde el partido se configura como un partido de masas bajo el liderazgo de Felipe González. Al mismo tiempo, en el PSOE se instaló la idea de que las divisiones en los partidos afectaban negativamente en las elecciones, y por eso tanto UCD como el PCE, debido a sus divisiones internas, se hundieron en ellas; sin embargo, las encuestas del CIS a los ciudadanos la desmienten.
IS se manifiesta no solamente en los congresos, sino cada vez que se producen determinadas situaciones: la primera con el debate sobre el marxismo, otra se produjo en torno a la entrada de España en la OTAN, y una tercera se produce con el distanciamiento dentro del partido, cuando al perder el PSOE la mayoría absoluta, buscó el apoyo de la derecha nacionalista en lugar de buscar el apoyo de la izquierda del PSOE. El autor profundiza en las diferentes tendencias entre 1980 (fecha de constitución de IS) y 1997.
CAPÍTULO I. LA IZQUIERDA DEL PSOE EN LA TRANSICIÓN. LAS RAÍCES DE IS (1976-1979)
A principio de los años setenta el partido estaba muy fraccionado entre históricos y renovadores, y a ello se añadió la aparición del Partido Socialista Popular (PSP) de Tierno Galván junto con otros pequeños partidos nacionalistas de corte socialista. El panorama empezó a cambiar cuando la Internacional Socialista reconoció como heredero del PSOE al grupo renovador, lo que se confirmó en el Congreso de Suresnes en octubre de 1974, eligiendo a Felipe González como líder.
En noviembre de 1975 el panorama político cambió radicalmente con la muerte de Franco y con la Ley para la Reforma Política sometida a referéndum, que legalizaba a los partidos políticos y garantizaba las elecciones libres. En esas condiciones se celebró el XXVII Congreso, primero celebrado en suelo español desde la II República, y que se caracterizó por un radicalismo ideológico, donde se pedía que se respetasen las diferentes corrientes y las minorías.
El partido se legalizó en febrero de 1977 y ese año en junio se celebraron las primeras elecciones, quedando en segundo lugar, pero visualizándose que podría ser alternativa de gobierno. La cultura política en la transición estaba influida por la clandestinidad, de tal manera que, al inicio de la transición, el PSOE era un partido muy centralizado porque la dirección concentraba todo el poder para preservar la ideología fundacional. En esas condiciones, recibieron una entrada masiva de militantes con escasa formación política, lo que provocaba diferencias ideológicas con la militancia procedente de la clandestinidad. Además de esas diferencias entre la militancia, también se produjeron diferencias entre los diferentes partidos socialistas que se incorporaron al PSOE, siendo las más importantes entre el PSOE-h y el PSP, que crearon tendencias y que de alguna manera fueron el germen de IS, pero también se produjeron las primeras fracturas.
En el PSP había dos almas: la socialdemócrata y la marxista, por lo que, ante las primeras elecciones al Congreso, se buscó una situación de síntesis con la que obtuvieron malos resultados. Sin embargo, obtuvieron importante presencia en el partido gracias a su bagaje intelectual. Además del PSP, había la Federación de Partidos Socialistas y los Socialistas Valencianos situados a la izquierda, que fueron importantes para IS.
Debido al fuerte crecimiento de militantes entre 1976 y 1980, se produjeron problemas en la organización, intentando paliarlos con la reestructuración de la Secretaría de Organización y con la creación de agrupaciones locales, pero no se logró este objetivo. En esa situación, se produjo la crisis del marxismo en el Congreso Extraordinario de 1977, que se cerró con el paso del marxismo a la socialdemocracia. Por otra parte, esa tendencia también coincidía con la ciudadanía, pero provocó al mismo tiempo una lucha interna entre los que defendían ser correa de trasmisión de un gobierno socialista o ser la vanguardia del proyecto socialista.
Por parte de los miembros más a la izquierda se denunciaba: la falta de democracia interna, el culto a la personalidad del primer secretario, la invisibilización de los discrepantes y la búsqueda de personas afines para los cargos importantes. El descontento en las bases del partido debe su origen al pobre resultado en las elecciones de marzo de 1979. En el Congreso siguiente se presentaron dos proyectos: el afín a González junto con Guerra, y el sector crítico representado por Gómez Llorente, que se convirtió en el referente de IS, al que acompañaban Castellano y Bustelo que defendían el marxismo. Ante esta posición, González dimitió y amenazó con que no se presentaría a secretario general si tenía que aceptar esa ponencia. Los críticos intentaron formar una candidatura, pero al ver el poco respaldo que tenían, renunciaron.
Después del Congreso, el sector de González se organizó rápida y eficazmente. Por el contrario, el sector crítico tardó en organizarse y lo hizo de forma deficiente, por lo que tuvieron dificultad para articular una alternativa a la oficial, viéndose en la necesidad de pactar unos mínimos con el sector de González, sobre la base de las ideas que defendía la Federación Socialista Madrileña (FSM) y que fueron el fundamento de Izquierda Socialista: la democracia interna, el trabajo en la sociedad, desechar el culto a la personalidad del líder, concebir el marxismo como referente frente a la derechización y alertar del peligro del viaje al centro porque podía neutralizar la fuerza transformadora.
La Gestora que preparó el Congreso Extraordinario fue muy represiva con el sector crítico con la excusa de que actuaba como una tendencia organizada, cosa que prohibían los estatutos. El sector crítico buscaba un entendimiento, pero González advirtió que, si triunfaba ese sector, no formaría parte de esa dirección y si ganaba el sector oficial no incluiría miembros del sector crítico en ella. Los resultados fueron catastróficos para el sector crítico, que con un 40% de militantes no llegaron a conseguir ni el 10% de los votos. El sector crítico lo único que consiguió fue la simple mención al marxismo y la posibilidad de construir corrientes de opinión.
CAPÍTULO II. ORÍGENES DE IZQUIERDA SOCIALISTA EN UN CONTEXTO ORGANIZATIVO A LA CONTRA (1980-1984)
La presentación de la moción de censura a Adolfo Suárez fue criticada por no haber sido consultado ni el partido ni la UGT, porque el programa se parecía mucho al de UCD, y por la falta de una estrategia de unión de la izquierda. La moción de censura se perdió, pero González salió reforzado. Ante las críticas recibidas, miembros de la dirección advirtieron que no estaban permitidas las tendencias organizadas, lo que alertó al sector crítico y en consecuencia un grupo importante de militantes empezaron a trabajar para crear una corriente dentro del partido al margen de la FSM. Redactaron un documento compuesto de un preámbulo y veinte apartados, que reflejaba todo el ideario de la izquierda socialista y recogía los tres pilares básicos de IS: el marxismo como referente ideológico, democracia interna dentro del partido y una convergencia con la izquierda del PSOE. Conocedor el partido de estos movimientos y para evitar que saltara de la FSM a otras federaciones, se mandó un circular recordando todas las prohibiciones que existen sobre la creación de tendencias.
Aunque IS nació en Madrid, su intención era desarrollarse por toda España. Los promotores del sector crítico consiguieron crear ejecutivas en muchas Federaciones, sobre todo en aquellas que estaban perdiendo militantes. En 1981, en los preparativos del XXIX Congreso del PSOE, IS había negociado que al Congreso podrían acudir aquellas minorías que tuviesen un 25% de los votos, pero las Federaciones de Madrid, Valencia y Andalucía se opusieron, iniciándose así el poder de los “barones” que dificultaba la implantación de un ala izquierda, por lo que IS no participó en ese Congreso donde definitivamente se abandonó el marxismo.
En ese congreso se acordó celebrar una Conferencia para regular las corrientes dentro del partido, no hubo debate y sí una gran beligerancia en contra de ellas. Se trataron cinco puntos: sobre la afiliación, sobre derechos y deberes de los militantes, sobre pluralidad de pensamiento y unidad de acción, sobre federalización y sobre funcionamiento del Congreso Federal. El punto más polémico fue el 3º, acordándose al final la existencia de corrientes, aunque con una libertad de expresión muy disminuida.
En las Agrupaciones locales creadas al inicio de la transición había muy poca participación de la militancia, pero no solo en el sector mayoritario, sino también en las Agrupaciones gobernadas por IS. Por todo ello, se proponían medidas para promover la participación política, tanto interna como externamente, y dedicaba un capítulo a pulsar la postura de la militancia frente a las corrientes de opinión. La conclusión fue que la mitad de la militancia desconoce el tema o no tiene un criterio. De los que tienen criterio, un 29% piensa que debilita al partido y un 23% que lo fortalece. La llegada al poder de Mitterrand en Francia en 1981, partidario de las corrientes, provocó el debate sobre este tema que defiende IS, a pesar del intento por parte de la dirección de minimizarlo.
El año 1982 estuvo afectado por el proceso de desaparición de Unión del Centro Democrático (UCD) y por la convocatoria de elecciones en octubre. En este periodo IS estaba inactiva, probablemente, por la crisis en Madrid y el abandono de la política de Gómez Llorente. El PSOE preparó una estrategia de centro para las elecciones y los resultados del PSOE fueron un triunfo arrollador con 202 escaños, a mucha distancia de Alianza Popular (AP) que fue segundo con 102, con el hundimiento de UCD que fue la cuarta fuerza política y el mal resultado del PCE. Las votaciones mostraron claramente varias conclusiones: rechazo de la ciudadanía a la ideología del marxismo, y que no podría haber confluencia con la izquierda por el fracaso del PCE.
CAPÍTULO III. IZQUIERDA SOCIALISTA Y LA BATALLA DE LA OTAN (1984-1986): AUGE, HOSTIGAMIENTO Y CRISIS.
Al inicio de la Transición, en el PSOE existía un sentimiento anti-OTAN y anti-EEUU por el apoyo que le dio a la dictadura, y se pedía un referéndum sobre la presencia en la OTAN. En 1977, antes de las elecciones generales, se pretendía pertenecer a la CEE pero no a la OTAN.
UCD defendía la entrada de España en la OTAN, en coincidencia con la mayoría de Europa. El 25 de enero de 1981 se convoca la primera manifestación anti-OTAN promovida por el Movimiento Comunista (MC) y la Liga Comunista Revolucionaria (LCR). El PSOE no apoyaba la manifestación, pero IS sí estuvo presente: lo justificaron con el argumento de que en los Congresos del PSOE se aprobaba la no entrada en la OTAN. La estrategia, tanto del Gobierno como la del PSOE, preocupaba a la socialdemocracia europea. El PSOE mantuvo su postura anti-OTAN, pero a algunos sectores del partido les pareció que no actuaba con contundencia empezando por el eslogan (OTAN de entrada no). Para IS, la posición anti-OTAN era un tema prioritario de su ideología. A pesar de esta postura anti-OTAN, España entró en la Organización en mayo de 1982
En los preparativos del XXX Congreso ya se observaban diferencias no solo entre la militancia, sino también en la dirección del partido sobre el tema de la OTAN. IS se mantenía en su posición pacifista anti-OTAN. En los diferentes congresos territoriales, el debate sobre la OTAN estuvo muy presente, en unos triunfó la postura de la dirección, pero en otras triunfó la postura de IS. Finalmente, la postura de IS era que se convocara un referéndum, que el PSOE estuviera claramente a favor de salir de la OTAN, y que el resultado fuera vinculante. El gran cambio se produce en la presentación del Decálogo por Felipe González en el Congreso de los Diputados el 24 de octubre de 1984, donde justificaba la presencia de España en la OTAN. Ante esta situación, IS denunció este cambio y tuvo una contundente respuesta de González, consiguiendo cambiar el sentido del voto de los anti-OTAN. IS continuó con la lucha, no solo en el partido, sino también en la calle.
El 7 de febrero de 1986 en el BOE aparece la convocatoria del referéndum, y lo primero que hubo que hacer fue revertir de cara a la opinión pública su postura anti-OTAN, empezando por la militancia, siendo fundamental la intervención de González. La postura de IS, aunque oficialmente acataba la decisión del Comité Federal, actuaba en contra de sus órdenes a pesar del hostigamiento. IS aprovechaba el debate sobre la OTAN para defender un modelo de sociedad y de economía al servicio de las personas, así como defendía un modelo de partido más democrático y plural. A pesar de la hostilidad de la dirección, muchos militantes de IS se manifestaron en contra de la permanencia de España en la Alianza, lo que no suponía estar en contra del partido y del Gobierno. A pesar de esta postura anti-OTAN, España entró en la Organización en mayo de 1982 y ya no se habló de este tema hasta las elecciones de octubre de 1986.
Entre diciembre de 1984, fecha del XXX Congreso donde se da el giro sobre la OTAN, y marzo de 1986, fecha del referéndum sobre la permanencia, IS vive los peores momentos de su existencia porque fue hostigada por parte del sector mayoritario del partido y fue recriminada por los sectores de la izquierda al no hacer campaña por el NO. IS se llegó a plantear abandonar el PSOE, dimitir de los cargos del partido o reforzar la corriente.
CAPÍTULO IV: DECLIVE Y REORIENTACIÓN ESTRATÉGICA (1987-1990)
En 1987 se abre una nueva etapa para IS, que estaba organizada en tres niveles. La Asamblea, que reunía a todos los miembros; la Coordinadora elegida en la Asamblea y los Portavoces, que era el órgano de dirección. Por otra parte, en el Comité Federal los miembros de IS ejercían un papel importante. El trabajo de IS se configuraba en tres ejes: generando debate político a través de documentos, tanto en las Agrupaciones, como en el Comité Federal; preparando análisis para evitar la unanimidad y el aplauso; conectando con movimientos sociales, y contactando con la opinión pública para dar a conocer el posicionamiento político dentro del PSOE
En 1987 el PSOE estaba afectado por tres situaciones: las diferencias entre Gobierno y UGT, las elecciones a mediados de año, y el XXXI Congreso. En todas las situaciones IS estuvo muy activa haciendo propuestas. En las diferencias con UGT, IS se puso del lado del sindicato por la deriva neoliberal del PSOE y, aunque aceptaba que el PSOE sustituyera a la burguesía en la modernización del país, no admitía que nos confundiéramos con ella. Como consecuencia de distintas movilizaciones, se perdieron las mayorías absolutas en las elecciones municipales y autonómicas.
Analizada la ponencia-marco del XXXI Congreso, en el terreno económico se concedía un papel predominante al mercado, por lo que IS reclamaba un mayor papel al sector público y no limitarse a gestionar la redistribución. Al mismo tiempo, IS introdujo la propuesta federal que el PSC tenía muy trabajada. La debilidad de la corriente en esa época se manifiesta no presentando ninguna ponencia al Congreso, cosa que sí hicieron en el anterior, y por el bajo número de delegados que asistieron al Congreso. A pesar de la debilidad, en el Congreso consiguió el 22% de los votos, lo que permitió tener nueve representantes de 36 en el Comité Federal, abriendo así una nueva etapa para IS.
Esquerra Socialista de Catalunya siempre fue minoritaria en el PSC, que fue el resultado de la fusión de tres partidos: Federación del PSOE, Partit Socialista de Catalunya-Congrès y Partit Socialista de Catalunya-Reagrupament. El PSC permitía la discrepancia, pero prohibiéndose las corrientes dentro del partido, lo que permitió la existencia de Esquerra Socialista de Catalunya, que se constituyó con militantes de la izquierda marxista, críticos del partido e independientes. En el referéndum sobre la OTAN habían votado por el NO, lo que produjo una fractura en la corriente y abandonos en el PSC.
En el PSOE se produce una contestación por la pérdida de apoyo electoral, que finalmente no fue tan grave, gracias a la crisis de la derecha y la recolocación de Izquierda Unida (IU) en el espacio político. En este contexto se consolidaron grupos disidentes, entre ellos grupos de ex altos cargos del Gobierno, que formaron el Grupo de Reflexión y de Democracia Socialista, que se inició con disidentes del Grupo de Reflexión y con Damborenea después de la crisis en el Partido Socialista de Euskadi (PSE), de donde fue expulsado. Damborenea siempre tuvo una relación complicada con la dirección hasta que finalmente causó baja en el partido, con lo que desapareció Democracia Socialista (DS)
El enfrentamiento entre UGT y la dirección del PSOE, incentivó a IS para promover un ala izquierda en el partido. Ante esta situación, IS trazó tres líneas: reunir a los disidentes dentro del partido, trabajar juntamente con UGT, y crear foros de pensamiento como el Centro de Estudios Políticos Económicos y Sociales (CEPES)
La huelga del 14D fue el final de muchos enfrentamientos desde que el sindicato decidió dar apoyo al partido, pero no un cheque en blanco. El antecedente de la ruptura fue la decisión de Redondo de votar en contra de la ley de pensiones en mayo de 1985, lo que le llevó a salir del Congreso. La situación se agravó por el intento del PSOE de controlar y desestabilizar al sindicato. El motivo que desencadenó la huelga fue la propuesta de un Plan de Empleo Juvenil, que precarizaba el contrato de aprendizaje, introduciendo con ello la cultura de la precariedad.
En el conflicto con UGT, IS creía que el partido tenía que haber hecho de mediador entre Gobierno y Sindicato, pero una vez constató que no tenía solución, se puso del lado del Sindicato y apoyaron las movilizaciones de la huelga. Después del 14D, IS se recomponía ideológicamente, para lo que preparó un documento a debatir en el Comité Federal extraordinario en abril de 1989. La identificación de IS con el sindicato le llevó a presentar un programa electoral para las elecciones de 1989, que recogía los puntos esenciales que defendían UGT y CCOO, lo que les costó la marginación en las listas electorales.
El CEPES fue el refugio de IS, de disidentes del PSOE, DS, gente del Grupo de Reflexión y contaba con el apoyo de UGT pero sin el apoyo expreso de Redondo. Su línea política era de oposición a la política económica del PSOE y de construir puentes con UGT. El Centro se definía “como espacio de reflexión y debate desde una óptica de izquierda”. Después de diferentes momentos de más o menos actividad y de intentos de revitalizar el centro, finalmente a los cinco años desapareció sin haber conseguido sus objetivos.
El autor destaca que ante el XXXII Congreso, en la década de los noventa, se aprecian diferentes centros de poder dentro del PSOE frente al oficialismo de la década anterior y con una IS muy debilitada. Estos diferentes centros de poder anunciaban los conflictos entre guerristas y renovadores que durarían hasta la última etapa de González. En la preparación del Congreso se planteó la eliminación de las corrientes, pero IS en su ponencia las definía como “forma básica de participación democrática en el PSOE”, lo que se aceptó, pero eliminando la palabra “básica”. También apareció en el Congreso el escándalo de Juan Guerra, que los enemigos de Alfonso explotaron. Ante este caso, IS presentó enmiendas relacionadas con la moral y criticó la postura del gobierno y el partido ante la huelga del 14D y la ruptura con UGT. El resultado del Congreso fue un triunfo para el guerrismo y sería la antesala de la lucha entre guerristas y renovadores.
CAPÍTULO V. IZQUIERDA SOCIALISTA ANTE LAS LUCHAS ENTRE RENOVADORES Y GUERRISTAS (1991-1997)
Este periodo se caracteriza por el acoso mediático a Felipe González, de tal magnitud que puso en riesgo la estabilidad del Estado, produciéndose dimisiones de varios ministros, y vicepresidentes, pero lo que tuvo un mayor impacto fue que Alfonso Guerra siguió siendo vicesecretario general.
Aunque IS estaba debilitada en esta época, estuvo muy activa en Madrid y Valencia, tratando de captar personalidades como Fernando Morán para que fueran un referente. En este sentido coincidían con el guerrismo, que trataba de articular “un bloque de progreso” de cara al XXXIII Congreso, donde IS apoyaba a los renovadores en cuestiones organizativas y a los guerristas en cuestiones ideológicas.
Después de la Expo de Sevilla, de los Juegos Olímpicos y de la Capitalidad Cultural, hubo una profunda crisis económica que tuvo una respuesta neoliberal y que tuvo en contra a los sindicatos, lo que provocó dos huelgas generales. La primera fue en mayo de 1992 como consecuencia del “decretazo” donde se rebajaba sensiblemente el subsidio de desempleo. La huelga de 1994 se produjo como consecuencia de una reforma laboral.
La dimisión de Guerra como vicepresidente trajo como consecuencia la falta de apoyo disciplinado al Gobierno, porque su sustituto Narcís Serra no contaba con el respaldo del partido. Por otra parte, la lucha entre guerristas y renovadores provocó la dimisión de Benegas, secretario de Organización, que a su vez provocó la convocatoria anticipada de elecciones en las que el PSOE perdió la mayoría absoluta y salió muy debilitado.
Después de las elecciones se convocó el XXXIII Congreso, donde la representación territorial estaba muy repartida entre renovadores y guerristas. En esta situación, IS trató de aprovechar la coyuntura para una renovación a fondo de las estructuras del partido, denunciando el hiperliderazgo de González como único soporte fundamental. Morán, que se había incorporado a IS porque se ajustaba más al modelo de partido al que aspiraba, había sido propuesto al partido como un posible sucesor de González y terminar así con la batalla entre guerristas y renovadores, que teniendo pocas diferencias organizativas, sin embargo, coincidían en la oposición a la existencia de corrientes.
Aunque IS seguía debilitada, elaboró un documento para el Congreso, donde recogía sus posiciones políticas y su modelo de partido. El resultado del Congreso no resolvió la crisis del partido, porque seguían las divisiones internas afectando a la moral de los militantes. IS votó en contra o se abstuvo respecto del informe de gestión de la Ejecutiva saliente y criticó la búsqueda de apoyos nacionalistas, en lugar de buscarlos en la izquierda.
Para tratar de resolver la crisis del partido, se formó el Grupo de las Navas compuesto por diferentes miembros del partido, un grupo con las mejores intenciones, pero que acabó limitado a emitir recomendaciones. Fruto de esta situación, el Partido Popular (PP) ganó las elecciones europeas de 1994, y en el Comité Federal que se celebró a continuación crecieron las críticas al gobierno.
Después del caso Juan Guerra, se produjo el caso Luis Roldán, director general de la Guardia Civil. El escándalo produjo un gran impacto, no solo en el PSOE, sino también en la política en general, y tuvo como consecuencia la dimisión de Asunción, ministro del Interior. Esta situación provocó la inmediata y contundente respuesta de IS, pidiendo que González se sometiese a una cuestión de confianza o que presentase la dimisión.
Hasta 1993 el PSOE nunca estuvo preocupado por las alianzas, ya que gobernaba con mayoría absoluta, pero en las elecciones de 1993 la perdió y, por tanto, necesitaba alianzas. Estas las podía tener con IU con 18 escaños, o con Convergència i Unió (CIU) con 17 escaños. IS daba prioridad preferente al pacto con IU, luego con el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y finalmente con CIU, aunque con los dos últimos con acuerdos puntuales. En la reunión del Comité Federal, tanto guerristas como renovadores aceptaban la propuesta de IS de pactar con IU, pero González había decidido no pactar con IU porque entendía que había que confrontarse con ellos. El pacto con los nacionalistas se argumentó por la gobernabilidad del país y por la pinza que había hecho IU con el PP, pinza que IU siempre desmintió con datos.
El PSOE perdió las elecciones municipales y autonómicas de 1995 y, en una declaración sin ninguna autocrítica, culpó a IU de la derrota como consecuencia de la famosa pinza con el PP. Finalmente, CIU dejó caer al gobierno y se convocaron elecciones en 1996, cuyo resultado llevó al PP al gobierno. Después de estas elecciones, el PSOE e IU trataron de hacer un frente común para contrarrestar las políticas del PP, pero tanto IS como la corriente de Izquierda Unida (IU) Nueva Izquierda protestaron porque no se contaba con ellos. En ese contexto, el guerrismo promovió la revista Temas para el Debate; IU en colaboración con los sindicatos promovió una Plataforma Cívica de Izquierdas e IS revitalizó CEPES.
El autor apunta que la sustitución de un líder carismático como González fue bastante traumática, y que desde luego en el PSOE no existía un mecanismo para la renovación de los máximos dirigentes. Ante el deterioro del partido, IS planteaba una retirada ordenada del Gobierno con convocatoria de elecciones y sin González de candidato porque no lo apoyaría como en 1993. Se buscaron perfiles para sustituir a González que se ajustasen a las circunstancias y lo encontraron con Josep Borrell y Fernando Morán. Por otra parte, IS exigía primarias tal y como estaban haciendo otros partidos socialdemócratas. En la reunión del Grupo Parlamentario socialista, la única oposición a González era IS, que no evitó que se propusiera a González como candidato.
El primer acto de la precampaña fue la Conferencia Política que celebró el PSOE con la intención de reflexionar sobre la situación política y plantear propuestas de futuro, y donde IS presentó un documento con tres líneas: trayectoria del partido en los últimos veinte años, la coyuntura política y propuestas de futuro. Después de la Conferencia, se inició la elaboración de listas electorales, donde IS se opuso a que Barrionuevo figurase el cinco en la lista de Madrid. En cuanto a las enmiendas, proponía eliminar los efectos negativos de la reforma laboral y la reducción del déficit público a base de incrementar los ingresos sin reducir el gasto social
En las elecciones de marzo de 1996 el PSOE perdió las elecciones por un pequeño margen, lo que llevó a definirlas como una “dulce derrota” y acabaron con trece años de gobierno socialista. Felipe González renunciaba a presentarse como candidato a la Secretaría General, tampoco se presentó Guerra, con lo que se cerraba una época y empezaba otra con Almunia al frente, tras la renuncia de Borrell que había ganado las primarias. En la ejecutiva entraba por primera vez un miembro de IS, Ana Noguera, de la Federación de Valencia. Al final del ciclo político, González reconocía la importancia de la lucha que había realizado IS en las dos últimas décadas.
CONCLUSIONES
El autor reproduce un párrafo de Antonio García Santesmases que de alguna manera refleja la historia de IS. También resume su historia dentro del PSOE, indicando que al inicio de la Transición el partido estaba tan radicalizado, que no cabía un ala izquierda y solo cuando fue desgranando su ideología y sobre todo a partir de los Pactos de la Moncloa fue cuando se vio la posibilidad de formarla. El autor recuerda los hitos más importantes en los que IS puso de manifiesto su discrepancia con el partido y también los elementos principales que sustentaban su ideología.
F.M.M.
Guillermo León Cáceres (Quintana de la Serena, Badajoz) es doctor en Historia por la UNED. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la UNED y en Derecho por la Universidad de Extremadura. Actualmente es profesor tutor en la UNED y miembro del Centro de Investigaciones Históricas de la Democracia Española.